Faltas al trabajo a menudo
Buscando estos días atrás información sobre el absentismo laboral para una formación, me encontré con cifras un tanto escandalosas y es que el 5,6% de la población se ausentaron a diario, de aquí el 76,8% tenía reconocida una incapacidad temporal y el 23,2% no tenía baja.
Pueden ser por muchas causas y situaciones diferentes, pero hay una especialmente impactante, que es la ausencia al trabajo: porque no te apetece ir.
Como dice la canción de Mecano: “hoy, no me puedo levantar”.
Levantas el teléfono un lunes por la mañana para llamar a tu jefe (si puedes llamar a otra persona lo prefieres), para decirle que has pasado mala noche y te vas a quedar en casa ese día.
Ya lo has hecho más veces.
Has olvidado qué era pasar un domingo disfrutando de tu tiempo libre, de tu familia, de tus amigos, de tu perro.
No quieres ir a trabajar.
No quieres enfrentarte a ese nuevo jefe que te han puesto hace unos meses o no has superado que te hayan cambiado de área o ya no puedes aguantar más a ese compañero trepa y malicioso.
Sea cual sea la razón por la que no quieres acudir a tu puesto de trabajo, la única verdad, es que tú ya no eres feliz.
Sé que ahora estarás enumerando en tu cabeza todas esas razones por las que no quieres ir.
Intentando justificar porqué has levantado el teléfono esta mañana.
Todo lo que sufres cuando estás allí dentro.
Pero si realmente no eres feliz, es porque no estás tomando cartas en el asunto.
Quiero decir, que aún no te has enfrentado a buscar una posible salida a ese problema.
Sí, estás entendiendo bien, TÚ tienes que buscar una solución.
Los demás no van a cambiar para que tú seas feliz, ya te digo yo que no.
Revertir esa situación está en ti.
Antes de pensar siquiera marcharte, debes valorar si tú puedes flexibilizar tan solo un 1% tu comportamiento actual.
Tienes que empezar a cuestionarte si realmente, todo lo que pasa a tu alrededor es culpa de los demás.
Una vez hayas valorado esa posibilidad los más objetivamente posible, y la respuesta es que lo que te está pasando es que estás a dos pasos del Moobing, es el momento entonces de que comiences a buscar la mejor manera de salir de allí.
Aquí es cuando comienzas de nuevo a tirarte piedras y comienzas a sabotearte, diciéndote lo poco que vales, que no tienes estudios, que si ya no tienes edad, que si esto, que si lo otro…
Y mientras tanto, pasan los domingos y vas gastando vidas…
Cuando te encuentres preparado para dar el salto, pero no sepas cómo hacerlo, escríbeme y lo comentamos.
P.D. ¿y qué pasa cuando tú no eres feliz?, algo muy obvio: los que te rodean, tampoco.